jueves, 13 de agosto de 2009

De temblores

Que recorren los cuerpos de dos desconocidos que nunca se dejaron de concocer

El suelo estaba mojado, lo recuerdo porque recuerdo mis pies mojados corriendo detrás de ti. Recuerdo ese olor a lluvía que colgaba sobre nuestras cabezas, recuerdo esa humedad que se encontraba suspendida como minúsculas gotitas invisibles.
Mi corazón temblaba y el temblor se extendia por mi cuerpo. El temblor llegaba por venas al corazón y salía renovado por arterias. El temblor se extendía haciéndome sentir mi fragilidad, mi vulnerabilidad, mi temor a saberme frágil y vulnerable.
Un abrazo nos unió y en ese abrazo pude sentir tu corazón trémulo. Pude sentir como la sangre extendía el temblor por tu cuerpo. Te supe frágil y vulnerable. Supe también que como yo, sentías temor.
No podía dejar de abrazarte y sé que tú tampoco a mí. Quizá de habernos soltado antes de tiempo nos hubiéramos desmoronado y eso hubiera sido.