martes, 13 de marzo de 2007

Balada de Hanna Cash

Bertolt Brecht

1
Con la falda de algodón estampado y el pañuelo amarillo
y sus ojos de mares negros,
sin dinero ni talento pero con suficiente
cabello negro, que lleva suelto
hasta los negros dedos de los pies,
esa fue Hanna Cash, hija mía,
la que enjabonaba a los "gentlemen".
Vino con el viento y se fue con el viento
que recorre los parámos.

2
No tenía ni zapatos ni camisa alguna
¡y tampoco se sabía los cánticos!
Y era como una gata arrastrada por el agua hacía la gran ciudad,
una pequeña gata gris atascada entre leños,
entre cadáveres entre los negros canales.
Lavaba las copas de absenta
pero nunca se limpió a sí misma
y aun así Hanna Cash, hija mía,
también tuvo que haber sido pura.

3
Y una noche entró en el bar de marineros
con sus ojos de negros mares
y conoció a J. Kent, el de pelo de topo,
el navajero del bar de marineros,
¡y ella le consintió que se fuera con él!
Y cuando se rascaba la barbilla
el salvaje Kent y le guiñaba,
entonces, hija mía, Hanna Cash su mirada
sentía hasta en los dedos de los pies.

4
Se "llegaron a conocer" entre caza y pescado
y "fueron juntos por la vida",
no tuvieron cama ni tenían mesa,
ni tenían caza ni pescado
ni un apellido para los hijos.
Pero aunque sople el viento de nieve, aunque caiga la lluvia,
aunque se ahogue el páramo,
Hanna Cash, hija mía, se queda
con el hombre que ama.

5
El sheriff dice: ése es un canlla
y la lechera dice: anda torcido
Pero ella dice: ¿Qué más da?
Es mi hombre. Y ella era muy libre
y se quedó con él. Sin más.
Y aunque cojee, y esté loco,
y aunque le pegue,
pregúntale a Hanna Cash, hija mía,
tan sólo si le ama.

6
No había techo donde estaba la cuna
y los goples los daban los padres.
E iban juntos año tras año
desde la ciudad de asfalto hasta los bosques
y desde los bosques a los páramos.
Andando entre la nieve y el viento
hasta que ya no aguantas más
así anduvo Hanna Cash, hija mía,
y siempre con su hombre.

7
Ningún vestido era tan pobre como el suyo
y nunca hubo domingos para ella,
ni excursiones de tres al bar de tartas de cereza
ni tostadas por pascua
y ninguna armonía de palabra.
Y eran todos los días como lo son todos
y no había luz del sol:
siempre tenía Hanna Cash, hija mía,
el sol sobre su rostro.

8
Él robaba los peces y ella robaba sal,
así fue. "La vida es dura."
Y cuando guisaba los peces, mira,
los niños sentados en sus rodillas
recitaban el catecismo.
Durante cincuenta años contra viento y marea
durmieron en una misma cama.
Esa fue Hanna Cash, hija mía,
que algún día se lo pague Dios.

En alemán

4 comentarios:

jf.yedraAaviña dijo...

aaaahh!! qué mujer!!
pero pues la vida no tiene que ser dura... todo depende cómo la veamos... nosotros le ponemos los adjetivos!!

jf.yedraAaviña dijo...

Hey... me caga mi memoria.... sí había leído algo de Bertolt Brecht... jeje... hay te va algo que subrayé.... aunque últimamente todo me lleva a Heidegger.... saludos:

“La obra de arte enseña a observar exactamente, esto es, de manera profunda, amplia y grata no sólo el objeto que ella modela, sino también otros objetos. Enseña a observar en general.”

Lidia dijo...

mira nada más eh? así que es mejor que la filosofía el arte????

jf.yedraAaviña dijo...

eso no lo puedo responder ahora... pero no creo que sea así... y tampoco lo contrario.... ja