
Pienso ya en lo tanto que extrañaré el Día de muertos. Sin altar para mi abuelita, sin olor a flores de cempasúchil en los puestos de flores, sin pan de muerto, sin la gran ofrenda de que se pone en las Islas. No me quiero quedar con las manos cruzadas y haré papel picado y prepararé un rico pan de muerto; ya he estado practicando mi Catrina.
Un día, dibujaba Catrinas en la cocina mientras esperaba a que la comida se calentara. Ya le ponía sus plumas al sombrero, ya le hacía un vestido ampón, ya la adornaba con flores de cempasúchil. Como quería explicarle a la señora de la casa qué era el día de muertos, empecé a buscar palabras en el diccionario: Todeskopf, Skellet, etc... Con mi conociemitno del alemán y de la construcción de palabras me inventé una palabra larga para el pan de muerto: Todesbrot. Emocionada escribí Lidia wird Todesbrot backen. Después de haber comido fui a recoger a Niki al Kindergarten. Yo iba muy contenta porque mi catrina había mejorado y porque esa tarde iría a ver la plaza que le hicieron a los Beatles en frente de la Großefreiheit. Llego a la casa y encuentro a una señora roja, irritada, molesta, exigiéndome una explicación por mi calavera y por lo que había escrito. Me decía con voz furiosa que estaba irritada y que sólo ver mi hoja de papel le daba miedo y sentía las piernas débiles. El bebé caminó hacía ella y ella lo cargó, como protegiéndolo. Desde una esquina de la cocina me decía que eso era grausam. Yo no sabía lo que quería decir y preguntaba... was ist grausam... y ella respondía... Ich kann das nicht erklären, aber was du gemacht hast, ist grausam. Quería que habláramos en la noche, cuando los niños ya estuvieran dormidos. Al principio sentí vergüenza, ya sabía yo que para ellos los muertos son un tabú, pero tampoco pensé que alguien fuera a reaccionar de la manera en que ella hizo, viéndome como si yo fuera un monstruo. Salí a tirar la basura y rompí a llorar. De repente me sentí rechazada por un lado, y por el otro, ofendida. Sentí que juzgaba mi cultura y que la rechazaba, sentí que me juzgaba y me rechazaba. Salí de la casa y me fui a dar la vuelta en bicicleta.
Cuando regresé, ya se había tranquilizado. Una amiga que estaba de visita y que tenía conocimiento de nuestro Día de muertos, le explicó un poco. Resultó que ella pensaba que yo pertenecía a alguna especie de culto y que efectuaba rituales, quizás en las noches, quizás en su propia casa. Ya después nos reimos de lo ocurrido y con una sonrisa y una disculpa me pidió que le enseñara fotos y me dijo que si quería podíamos hacer un altar como los que hacemos en México y que bien podríamos preparar el famoso Todesbrot.
Cuando regresé, ya se había tranquilizado. Una amiga que estaba de visita y que tenía conocimiento de nuestro Día de muertos, le explicó un poco. Resultó que ella pensaba que yo pertenecía a alguna especie de culto y que efectuaba rituales, quizás en las noches, quizás en su propia casa. Ya después nos reimos de lo ocurrido y con una sonrisa y una disculpa me pidió que le enseñara fotos y me dijo que si quería podíamos hacer un altar como los que hacemos en México y que bien podríamos preparar el famoso Todesbrot.
3 comentarios:
Lidia, llámame mentiroso o exagerado o bobalicón, pero este post me hizo un nudo en la garganta. No tanto porque es una historia que se repite tantas veces con los mismos elementos, sino porque deja entrever las distancias enormisimas que puede haber entre las personas. Y la historia, una vez más, pesa, pesa mucho.
Que tus lágrimas no sean en vano y ojalá tu celebración sea muy linda, que de menos deje entrever que hay algo más allá de todos los prejuicios. Porque el cambio, cuando sucede, siempre es permanente.
Saludos.
Leo y releo este post y no puedo dejar de sentirme increíblemente conmovido; y es que me llama la atención el "malentendido cultural", pues calaveras y muerte difícilmente tendrán el significado tan colorido que hay en México y sobre todo en un país como Alemania ,con esa historia tan triste a cuestas...
curiosamente yo no le tomaba mucha importancia al día de muertos pero es un juego asombroso de nuestra cultura donde, para poder sobrellevar el olvido y la muerte, se maquilla y viste de colores para recibirla y suavizarla un poco; a fin de cuentas me da gusto que puedas hacer un ofrenda y todo haya terminado bien jeje
saludos y cuidate mucho!
M.
Mi intención era escribir un blog chistoso, jocoso, una anécdota uno pudiera reirse por ese tremendo choque. Lo cierto es que al sentarme a la computadora a recordar lo ocurrido con fin de transmitirlo, no sentí que fuera jocoso, nada de lo que yo sentí, ni lo que ella sinti´, fue jocoso, fue fuerte.
Saludos a ambos
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