viernes, 29 de agosto de 2008

I

Hoy la mar esta brava, se azota contra la arena, contra piedras, contra sí misma, contra cualquier cuerpo que se le atraviese; aun asi, hay bannistas que se arriesgan y juegan a brincar sus golpes o que intentan cruzarlos. Hoy la mar está picada, molesta y golpea incesante, dejando que espuma cargada de arena salga de su boca. Es que la mar se limpia y escupe la suciedad que guarda en sus entrannas: restos de algas, conchas sin duenno y basura dejada por bannistas descuidados.

II

Él lo ha intentado. Caminar y caminar hasta que el agua lo ha cubierto por completo pero finalmente el cuerpo, guiado por el instinto de sobrevivencia, ha respondido y ha actuado para salir a flote. El cuerpo se niega a morir aun cuando en el corazon no exista mas que ese deseo.

III
Ella ha decidido enfrentarse a la mar brava, aunque ella lo hace sin ningún propósito fijo en el corazón. Primero, esa arena húmeda que ha sido tocada por las olas, más adelante, la arena contra la que las olas se han golpeado. Allí se detiene y calcula el momento en el que pueda entrar al mar. Mientras aguarda, siente como las olas cubren y descubren sus pies, siente tambien como las olas remueven la arena sobre la cual sus pies descansan. Por fin encuentra el momento de cruzar esas olas que se erigen como pequennos muros blancos. Apenas esta frontera blanca baja la guarda, ella cruza al otro lado. Una vez cruzada la barrera, camina y camina sintiendo como el agua va haciéndose cada vez más profunda. Brazos y piernas responden; sobrevivir. Y nada y nada esperando llegar lo más lejos posible pero muy rápido piernas y brazos se cansan y es cuando flota y sólo flota sintiendo que está en medio de la nada, en medio del infinito, como alguna vez lo imaginó. Ve el cielo arriba y el mar azul que rodea su cuerpo; piernas y brazos extendidos, una estrella de carne hueso y sangre con un corazon partido por la mitad, que aun así, late satisfactoriamente. El sol arriba brilla y la obliga a cerrar los ojos. Dentro del agua, se escucha el tintineo de la sal, pedazos minúsculos de vidrio chocando los unos contra los otros. A veces el agua salpica y pareciera que se la obliga a tragar las lágrimas que alguna vez lloró.

IV

Nadas bien sabiendo que apenas te endereces podrás sentir el suelo debajo de tus pies. Pero en cuanto ese suelo seguro está fuera de tu alcance, sientes vértigo y el aire te falta; el agua podría tragarte, la inmensidad del mar podría arrastrarte hasta sus profundidades. Hoy no quieres morir y te agitas y nadas, con el corazón latiendo velozmente, de regreso a la orilla , en donde la arena segura te espera.
Conforme los dias pasan, te acostumbras a que en algún momento de tu recorrido, dejarás de sentir el piso debajo de tus pies. Ahora nadas y flotas sin importante que no haya nada debajo. Ahora sí te avientas y nadas hasta donde tus brazos y piernas te lo permitan, nadas esperando llegar lo más lejos posible y flotas sin que te importe ya ser devorada por el mar (o por el cielo que también se extiende inmenso).

V

Despedir al mar. Parada frente a él, viendo a las olas agitadas. Seca, estoy seca, el día está por terminar, espero el momento de partir; me despido del mar mientras el sol se oculta a mis espaldas. En estos momentos las olas golpean más fuerte, se azotan con más furia. Despdirse del mar y no saber cuándo lo tendré nuevamente frente a mí. Parada allí, siento ganas de correr hacía él, de empaparme en él, de sumergirme en él, de cobijarme en él. Tengo ganas de nadar y nadar hasta agotarme, hasta que sepa que ya no puedo regresar y que no tengo otra opción mas que pederme en su azul. Y lo observo, y me reta, y yo me veo corriendo hacía él, dejándome golpear por sus recias aguas para luego dejarme acariciar por su vaiven.

3 comentarios:

Hans Fortelius dijo...

El Mar del Norte me vino a la mente. ¿Sigues en Hamburgo, no?

Viele Grüsse

P.D. Cuídate de los daneses.

Lidia dijo...

Yo tengo ganas de conocer el mar del norte.
Sigo en Hamburgo.

Viele Grüße

Manuel de Jesús dijo...

¿Y hasta dónde se puede llegar nadando? Porque yo muchas lo he pensado: nadar y nadar hasta que llegues a Ítaca o te encuentres una Calipso pero...